Juan Lizárraga Tisnado. NOROESTE-Mazatlán, 1° de febrero de 1984.
Mazatlán tuvo un papel relevante en la historia política de México, papel que es desconocido hasta por los mismos mazatlecos. Poco sabemos de las batallas libradas durante la intervención francesa y en la revolución mexicana y menos conocemos de los hombres que en ella participaron.
Si desconocemos las hazañas de nuestros compatriotas, más desconocidos nos son los extranjeros que ayudaron a los nuestros en su lucha y obvio es que no se les ha hecho la más mínima justicia.
Este es el caso de Francisco Dana, un norteamericano liberal que se dio de alta en el estado mayor del general Domingo Rubí, temeroso de la persecución de los franceses por los buenos oficios y las simpatías brindadas a la causa republicana.
En Villa Unión, Francisco Dana tenía a su cargo la guerrilla americana de 25 dragones (soldados que lo mismo servían a pie que a caballo), cuando el general Corona formó el anillo de republicanos con que se sitiaba el puerto de Mazatlán luchando contra los franceses.
El 6 de abril de 1866 consumó uno de los actos más audaces y espectaculares. Siendo comandante marinero, jefe de la cuadrilla de voluntarios americanos que auxilió a las Brigadas Unidas Republicanas, requisó del barco “Steplens” las armas, municiones y otros pertrechos de guerra que el Comisionado Imperial de Mazatlán había pedido a San Francisco, California, conducidos en el vapor mencionado, cuando se encontraba anclado en Cabo San Lucas.
Francisco Dana y los suyos se hicieron pasar como simples pasajeros y una vez en la embarcación intimidó al capitán Wakerman, declarándolo su prisionero. Enseguida hizo rumbo con la embarcación hacia La Paz, Baja California, puerto que seguía siendo fiel a la causa republicana. Las armas y demás pertrechos fueron llevados a Altata.
Por su valiosa ayuda, este liberal norteamericano merece ser recordado con admiración y agradecimiento por los mexicanos.