JUAN PAZADOR (Francisco Picaluga), “Traidor a la patria”. Se suicidó en Mazatlán a finales de marzo de 1859

0
1750
  • Francisco Picaluga y Sicolame nació en Boccadesse, Génova, Italia, en 1792; murió en Mazatlán el 29 (¿30?) de marzo de 1859.

Juan Lizárraga Tisnado. NOROESTE-Mazatlán, 2 de febrero de 1984.

En la tumba de Juan Pazador, según cuentan las anécdotas, amanecían escritos con lápiz a carbón las palabras “Traidor a la Patria”.

Fue sepultado en el panteón conocido con el nombre de los “Protestantes”, hoy Plazuela Ángel Flores, y su verdadero nombre fue Francisco Picaluga, el navegante genovés que traicionó a Vicente Guerrero para entregarlo a un consejo de guerra que lo fusiló.

Picaluga invitó a Guerrero a comer a bordo del bergantín “Colombo”, donde lo tomó preso. Por esta traición, el almirantazgo de Génova lo declaró “expuesto a la vindicta pública” como enemigo de la patria y del estado e incluso en todas las penas en perjuicios impuestos por las leyes regias contra bandidos de primer orden.

Con la sentencia sobre su pellejo y con el precio de su traición, marchó a Tepic (1832 a 1833) donde se casó con Cruz Flores.

Posteriormente se trasladó a Mazatlán, donde se hacía llamar Juan Pazador. Aquí instaló una casa comercial entre las calles Constitución y Benito Juárez. Se dedicó a la compraventa de palo de Brasil, pero fracasó en el negocio y al parecer esto motivó que se suicidara el 30 de marzo de 1859.

Aquí en México no tuvo hijos, aunque adoptó a tres jóvenes, pero en Italia tenía dos hijas casadas, quienes encomendaron a Francisco Bianchi, un comerciante italiano establecido en Mazatlán, amigo de Picaluga, que recogiera los bienes que su padre había dejado en este puerto.

Se ignora si los restos del traidor Picaluga fueron exhumados o si aún permanecen bajo las bancas de la Plazuela Ángel Flores, conocida como la “Plazuela del Burro”, donde fue sepultado cuando era el “Panteón de los Protestantes”, según el acta de defunción número 3892 que se encuentra en el quinto libro de archivo.

FUENTE: González Dávila, Amado. (1959). Diccionario geográfico, histórico, biográfico y estadístico del Estado do Sinaloa, Págs. 453-454.

DEL LIBRO LAS VIEJAS CALLES DE MAZATLÁN, DE OSES COLE

En la esquina suroriente de esta calle (Constitución) y la de Benito Juárez, existe una casa que con seguridad fue construida originalmente a principios de la década de 1840, donde funcionó hasta hace poco tiempo una escuela. En ella vivió por muchos años Juan Pasador, un italiano que en Mazatlán se dedicó originalmente al comercio, pero finalmente su actividad fue comprar palo de Brasil para exportarlo a Europa. Parece ser que hacía operaciones considerables y con buenos resultados financieros. En esos años era alto el volumen de Brasil que se enviaba de Mazatlán a Europa, donde era utilizado como colorante. Más tarde aparentemente no le liquidaron un cargamento que vendió a crédito y eso trastornó considerablemente el negocio. Se corrió la voz entre los introductores de Brasil y casi nadie le quiso vender a crédito a partir de entonces. El negocio empezó a venir a menos y junto con el quebranto financiero parece ser que a Pasador se le trastornó la cabeza, hasta que la mañana del 30 de Marzo de 1859 lo hallaron colgado de una viga de su casa. Poco después de su muerte, un compatriota y amigo suyo, genovés como Pasador, comentó con alguien que Pasador era realmente Francisco Picaluga, el causante de la muerte de Vicente Guerrero y pronto lo supo la ciudad entera.

Después que Anastasio Bustamante ocupó la presidencia de la República en Enero de 1830, fundándose en su condición de Vicepresidente y que el Congreso inhabilitó a Guerrero, declarándolo imposibilitado para continuar gobernando, éste se dirigió al sur a reiniciar la guerra civil, donde derrotó a Armijo, que fue enviado a combatirlo. La revolución se prolongó todo ese año. Bustamante, por conducto de José Antonio Facio, quien era su Ministro de Guerra y Marina, le pagó a Picaluga, el que era amigo muy cercano de Guerrero, cincuenta mil pesos en oro para que lo entregara. Habiéndolo invitado a comer a su barco “Colombo”, en Acapulco, el 15 de Enero de 1831, lo tomó prisionero y encadenado lo llevó a Huatulco, donde lo entregó a un capitán Miguel González, quien lo condujo a Oaxaca. Ahí se le formó consejo de guerra, fue condenado a muerte y fusilado en Cuilapan el 14 de Febrero de ese mismo año.

Picaluga se fue a Génova, donde ya se sabía de su traición, por lo que al llegar fue hecho prisionero y compareció ante el Consejo del Almirantazgo para ser juzgado, pero se escapó antes de la sentencia y regresó a México. En su patria continuó el proceso contra él, se le sentenció a muerte, a indemnizar a los herederos de Guerrero, y se le declaró enemigo de la patria y del estado e incurso en todas las penas y perjuicios impuestos por las leyes genovesas contra los bandidos de primer orden, entre los cuales se mandó inscribir su nombre.

Cuando en Mazatlán se supo la verdadera identidad de Pasador, hubo un gran descontento general y en la lápida de su tumba, situada en el panteón de protestantes, porque la iglesia no permitía que a los suicidas se les enterrara en terreno consagrado, aparecía frecuentemente, escrita con carbón, la palabra Traidor.

En Mazatlán continuó viviendo hasta su muerte, ocurrida pocos años después, su viuda, Cruz Flores, quien fue propietaria de un pequeño comercio de abarrotes, así como tres hijos habidos de su matrimonio con Pasador. Al mayor de ellos, de nombre Francisco, lo recogió posteriormente y lo educó, una familia muy respetable de la ciudad de apellido Mortero, y cuando adulto, con el nombre de Francisco Mortero, ocupó cargos en varios Ayuntamientos de finales del siglo XIX, entre ellos la presidencia municipal.

Algo interesante relacionado con esta finca, es el accidente ocurrido el 31 de Julio de 1844, cuando estando construyéndose una pared, ésta se desplomó, sepultando a dos peones que trabajaban en su erección. El subprefecto comunicó el hecho al alcalde, diciéndole “ayer a las nueve de la mañana estándose fabricando una pared en esta casa, que pertenece a Don Juan Pasador, se desplomó repentinamente, y como en el acto se creyese que uno de los peones que trabajaban estaba bajo sus escombros, se procedió a despejar, y en efecto, se halló bastante herido, y como se diligenció médico y sacerdote falleció éste a las dos horas después de ser auxiliado. Mas ahora mismo, continuando el desescombro se encontró otro desgraciado enteramente quebrantado en su cuerpo y aún corrompido por tan fatal desgracia.” En una población tranquila como era Mazatlán en sus primeros años, este hecho causó conmoción y se debe haber sido tema de conversación de sus habitantes por muchos días.

La casa la adquirió Juan Nepomuceno Vasavilbazo después de la muerte de Pasador, y en Septiembre 25 de 1877 se publicó en El Occidental un anuncio que indicaba que estaba en venta “La magnífica casa con aljibe, corral y ordeña, conocida por de Pasador, donde actualmente vive la familia del finado Sr. D. Juan N. Vasavilbazo.” La casa la adquirió Alejandro Heymann, y su sucesión la vendió al Ayuntamiento en Junio 28 de 1878 por la suma de $6,000, pagaderos en abonos mensuales de $400. Aquí se estableció una escuela municipal que luego se nombró Leona Vicario, y en 1937 fue entregada al Banco Occidental de México en pago de créditos concedidos al Municipio en la etapa porfirista.

Más información: https://suracapulco.mx/francisco-picaluga/

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí