
- En los altos de la sierra, un pueblo: Cosalá, y un gran legado: su historia.
- Fue capital sinaloenses en dos ocasiones y la cuna del periodismo sinaloense.
- Sánchez Celis y G. Calderón hicieron que su pueblo resurgiera de la montaña.
Juan Lizárraga Tisnado. NOROESTE-Mazatlán, viernes 4 de mayo de 1990
Cosalá es el hermano mayor de Concordia, dentro de la familia municipal en el sur de Sinaloa: nacieron ambos en la serranía dentro de un paisaje maravilloso, con un pasado lleno de magia y esplendor. Vive hoy un presente de paz y de relativo progreso, con perspectivas inciertas.
Su escudo, en la parte superior, nos indica la fecha de su primera fundación por españoles: 1562, lo cual discute Héctor R. Olea, quien afirma que “en la segunda jornada de D. Francisco de Ibarra, éste hizo la primera fundación española del Real el 3 de marzo de 1563, dato debidamente comprobado” y asegura que gente de Nuño Beltrán de Guzmán había reconocido estas tierras habitadas por acaxes, violentos indios flecheros que se negaban al sometimiento por los conquistadores y a la evangelización misionera.
De la misión de Tabalá salieron Amador López y tres acompañantes quienes el 13 de marzo de 1562 acamparon entre Arroyo Grande y Arroyo de la Canela. Real de Minas de Nuestra Señora de las Once Mil Vírgenes fue el nombre con el que bautizaron al lugar en el cual se trabajó la minería. La incursión de los salvajes y las emigraciones de los mineros hacia otros sitios despoblaron a Cosalá de manera constante al grado de que para 1731 se había reconstruido por cinco ocasiones.
En el significado de la palabra “Cosalá” tampoco hay acuerdo entre los historiadores, pues hay quienes sostienen que significa “en el agua o arroyo del quetzal”, para otros “en la guacamaya”, pero en el primer cuartel del escudo encontramos una comadreja como símbolo etimológico de Cosalá.
Estas “controversias” no demeritan en nada el atractivo visual que ofrece Cosalá sumido entre los cerros San Nicolás, Barreteros, La Cobriza y El Palmar, eje histórico de una serie de acontecimientos ocurridos en el municipio.

CAPITAL SINALOENSE EN DOS OCASIONES
Cosalá fue conocido como Real de Minas de Nuestra Señora de las Once Mil Vírgenes hasta principios del siglo XIX.
El 31 de marzo de 1824, la Federación creó el Estado de Occidente con las provincias de Sonora y Sinaloa. Un sinaloense, un cosalteco, era el jefe político: Francisco Iriarte Conde, quien el 7 de octubre asumió la vicegubernatura y luego la gubernatura provisional hasta 1825.
Desde el principio hubo división de opiniones y deseos de separación entre los distintos grupos masónicos que se disputaban el poder en el Estado de Occidente. El Congreso tenía su sede en El Fuerte, pero debido a las mencionadas divisiones y a las sublevaciones de los mayos, los poderes fueron trasladados a Cosalá el 28 de agosto de 1826. Los problemas continuaron hasta que el 13 de octubre de 1830 el Congreso Federal decretó:
“Se aprueba la división del Estado de Sonora en los términos en que lo pide su honorable Legislatura, formando Sinaloa un solo Estado y otro Sonora”.
El 28 de mayo de 1831, Francisco Iriarte fue electo gobernador del Estado de Sinaloa, el primer gobernador, pero el 18 de junio solicitó licencia para trasladarse a México en vista de que su estado de salud era grave y falleció allá el 17 de septiembre de 1832.
CUNA DEL PERIODISMO SINALOENSE
Cosalá fue la capital del Estado por segunda ocasión, sólo por un día, el 7 de junio de 1977, al cumplirse 150 años de la aparición del primer periódico sinaloense “El Espectador Imparcial” nada menos que en Cosalá y en los tiempos de don Francisco Iriarte, cosalteco que gastó su fortuna en bien del Estado.
La primera imprenta que llegó a nuestro Estado fue depositada en El Fuerte en 1824, cuando Iriarte Conde era gobernador del Estado de Occidente y en 1826, junto con los poderes, llegó la misma imprenta a Cosalá, imprenta en la cual ya se habían impreso algunos documentos, pero en 1827 hizo su aparición “El Espectador Imparcial” y a los 150 años, Cosalá se vistió de fiesta al convertirse en la capital del Estado por un día, para celebrar tan digna fecha.
Era el gobernador don Alfonso G. Calderón.
LAS HUELLAS DE SÁNCHEZ CELIS Y CALDERÓN
Entre épocas de esplendor por la minería, que tenía también sus reveses, y algunos hechos históricos —como el ataque por el general Ramón F. Iturbe con 600 hombres para desalojar del lugar al villista Carlos Real en 1915, o como la batalla de Los Mimbres, el 15 de marzo de 1859, cuando Esteban Coronado, de las fuerzas liberales, derrotó a las conservadoras al mando del general José Iguanzo, quien pretendía atacar en la hoy cabecera principal a las tropas del general Ignacio Pesqueira ahí acuarteladas—, Cosalá ha sobrevivido como un importante pueblo colonial de tipo minero en la República, como un Taxco cualquiera.

Después de la revolución, hasta la década de los sesentas, Cosalá vivía en el descuido imperdonable. Ahí no llegaban las manos de quienes administraban el gobierno sinaloense, hasta que un cosalteco, Leopoldo Sánchez Celis, tomó las riendas del mismo, de 1963 a 1968. Entre sus obras de mayor beneficio está el haber pavimentado los 54 kilómetros existentes de la carretera Internacional a la cabecera.
Sánchez Celis quiso agradecer con sus obras el haber visto ahí por primera vez la luz un 14 de noviembre, en 1916, sin embargo, al terminar su sexenio, el municipio se sumió de nuevo en el olvido gubernamental.
En 1975 hubo un cambio notable en la fisonomía de Cosalá: el presidente municipal Octavio Aragón Hernández remodeló y dejó como nuevo el caserío, construyó una central para 12 autobuses foráneos, con un mercado y realizó una inmensa ornamentación.
Alfonso Genaro Calderón entraba como gobernador hasta 1980, sexenio de gloria para los pueblos serranos, para los pueblos de los altos, entre ellos Cosalá, el más beneficiado.
Todavía el 13 de diciembre de 1980, el gobernador Calderón inauguró el Museo de Minería e Historia, construido con el esfuerzo de un grupo de personas encabezadas por el ingeniero Pablo Lizárraga Arámburu, el ingeniero José Antonio Mendoza, el ingeniero Luis Alberto Peredo y el ingeniero David Arias Morales.
Es el museo uno de los principales atractivos de Cosalá, desde una perspectiva histórico-cultural y de principio atrae el cuadro que Rina Cuéllar hizo sobre Francisco de Ibarra y al cual se agrega el de Edith Fox, “la gringuita cronista de Sinaloa”, quien vivió en Zamora, desaparecido pueblo minero, cercano a Cosalá el cual describió, escritos que el ingeniero Lizárraga Arámburu publicó comentados en un bello libro titulado “LUZ DE LUNA”.
Hay también una serie de objetos alusivos a la minería y a cuestiones históricas de la región.
Sánchez Celis y Calderón, pues, son dos personajes que significan mucho para los cosaltecos. El primero apoyó al segundo en su carrera política, sin embargo, rompieron relaciones amistosas, ahí mismo, en Cosalá, durante una visita del entonces presidente José López Portillo, cuando Calderón en un discurso público dijo que era el único gobernador de Sinaloa que se había preocupado por los pueblos de los altos. Sánchez Celis, presente, disgustado, tomó luego la palabra y le restregó a Calderón una supuesta pérdida de memoria, porque él mismo, el cosalteco, también había trabajado por los pueblos serranos y en especial por Cosalá, lo cual fue apoyado con el aplauso de los cosaltecos ahí congregados. Así es la política.
Sánchez Celis y Calderón descansan ahora en paz. En Cosalá ambos son recordados con agradecimiento.
PERSONAJES COSALTECOS
Son numerosas las personas distinguidas originarias de Cosalá, gente que ha destacado en el ámbito político, en el científico y en el literario.
En las revistas PRESAGIO números 9 y 10, dedicadas por completo a Cosalá, en marzo y abril de 1978, José María Figueroa Díaz ofrece una relación de estas personas bautizadas en la pila bautismal de la vieja iglesia de Santa Úrsula, situada en el centro de Cosalá, cerca del Palacio Municipal, ambos edificios antiguos con relojes que funcionan a la perfección.
Se menciona a Francisco Iriarte, a Leopoldo Sánchez Celis, al poeta Alberto Vega Olazábal, al periodista Gustavo D. Cañedo, al cantante Luis Pérez Meza, al escritor y poeta Alfredo Ibarra, a Alejandra Retamoza, la primera presidente municipal en el Estado, de quien hablaremos próximamente; a Miguel Armienta, a Roberto A. Hernández, a Francisco Campaña, Jesús Lazcano Ochoa, Benjamín J. López, Jesús Agustín Aragón, Agustín Vega Armienta y otros más.
Aunque no nació ahí, Cosalá es la región donde se consolidó la leyenda de Heraclio Bernal, al igual que la de Tino Nevárez, leyendas ligadas a las barras de oro extraídas de las minas.
De Nuestra Señora, importante vestigio minero cercano a la cabecera, trataremos en nuestro próximo reportaje.