LA CUARTILLA
UN PERRO COJONUDO
Gildardo Izaguirre Fierro
En días previos a la visita a Cuba por los monarcas españoles Leticia y Felipe, el gobierno cubano ordenó una batida represiva contra todos los perros callejeros de la Habana vieja, ya que sus graciosas majestades tenían las ganas reales de echarse una callejoneada y las autoridades querían evitar cualquier eventualidad, como podría ser que los zapatos reales pisaran una real mierda canina o que un atrevido perro vagabundo y plebeyo les ladrara a los reyes.
De tal modo que las brigadas anticaninas se aplicaron a fondo y recogieron a cuanto pulgoso y firulais se encontraron en las vetustas y añosas calles habaneras, que nos describió Manuel Vázquez Montalbán en “Y Dios entró en la Habana” o que de vez en cuando las dibuja Leonardo Padura en sus novelas (a propósito de perros ¿ya leyó “El Hombre que amaba los perros”?, una excelente novela sobre Trotsky y el horror estalinista).

Pero todo fue en vano, durante el real recorrido por ese territorio dominado por el marxismo tropical, un disidente perro canelo de notorios testículos gordos y que ya es conocido en las redes como “El cojonudo rex”, se cruzó mondo y lirondo en la comitiva; en la foto se observa que un funcionario se lleva la mano a la frente, como diciendo “en la madre un pinche perro”; por su parte el supremo parece decirle a la reina: “aguas vieja con el perro, no te vaya a mear”.
El rey Felipe Seis fue a Cuba por negocios de la casa real y de pasadita platicar con Raúl para convencerlo, según dijeron, de que se abra a la pluralidad política; a lo mejor le propuso una monarquía tropical y constitucional. Quien sabe.